domingo, 26 de febrero de 2012

Encuadrar a la Población Masculina como Grupos de Personas con Necesidades

Jorge Yáñez López

El objetivo principal de las políticas públicas es responder desde los gobiernos a las demandas ciudadanas con programas, servicios y toda la serie de mecanismos institucionales así dispuestos. Los criterios metodológicos y los índices de medición de estas acciones planificadas se sustentan en stándares internacionales sobre el desarrollo, y dentro de tal marco, no habría cabida alguna para no presupuestarse lo conducente, ni para ignorar a ningún sector en particular.


Las realidades son otras, no sólo en México, los intereses políticos y de grupos de presión modifican o reorientan lo proyectado para áreas estratégicas como la educativa, la laboral y la de salud.


Los hombres valorados así, en abstracto, representan un universo poblacional diversificado por innumerables variantes, igual como sucede con las mujeres, con la diferencia de que bajo la percepción de ser estos quienes resultan en los contextos de desigualdad social, política y económica, aquellos que cuentan con un poco más de condiciones para mejorar su calidad de vida. Este dato soportado por múltiples diagnósticos e informes es indiscutible, aunque las precisiones aún en los hombres muestran que hay grados de desarrollo estratificados, es decir, no son las mismas oportunidades para todos los varones.


El scouting comunitario efectuado en distintos municipios del país, en varias entidades federativas, proporciona un material estadístico clave para diseñar, ejecutar y evaluar una política pública focalizada hacia la población masculina que sea eficaz para abordar problemáticas de transporte, prevención de violencia, conciliación familiar y laboral, de salud integral y sobre embarazo de adolescentes, entre muchos otros.


Lo más importante es advertir que no son sólo problemas de hombres, porque no se trata de sujetos aislados, sino de elementos parte de la vida de las mujeres, en sus familias, en sus relaciones de pareja o como compañeros de trabajo. La tendencia a desagregar datos y servicios públicos por el género aplica a ambas personas, puesto que el valor agregado o restado con la participación o exclusión de unas u otros impacta siempre de manera recíproca.


Así como los hombres jóvenes tienen necesidades propias de su edad y los varones adultos mayores, o discapacitados, o indígenas, o migrantes, o no heterosexuales tienen las suyas, es indispensable que la administración pública en sus tres niveles de gobierno genere alternativas para el ejercicio de sus derechos económicos, sociales, culturales y ambientales con sus respectivas especificidades.



La etiquetación del presupuesto público debe dejar de ser general e incluso mal planificada, de lo contrario los resultados se traducen en los niveles de rezago social progresivamente extendido del ahora.
Es impostergable por lo tanto, cambiar la visión del futuro para las generaciones subsiguientes, pero también para la actualidad. Sin esta claridad básica instrumentos institucionales como el Enfoque de Masculinidades, con todo y su calidad contributiva hacia la igualdad de género, quedan obstaculizados por la ignorancia de quienes implementan la función pública en todos sus rubros.


Los márgenes de desigualdad entre mujeres y hombres requieren ser reducidos considerablemente, pero a la vez, las jerarquizaciones entre los sectores de un mismo género al lado de los pendientes comunes por la propia condición de género, se colocan como asuntos impostergables.


Ya existen experiencias exitosas entorno a la introyección del Enfoque de Masculinidades para programas y planes municipales de desarrollo en los años recientes, ello le da una certeza operativa fundamental. La fase a continuar es la articulativa, la que empieza a enlazarse bajo categorías y ejes como los del FODEIMM del Instituto Nacional de las Mujeres y líneas de coinversión del INDESOL.


Una apreciación macro posibilita entender esta situación de la repercusión de las problemáticas de planeación y desarrollo social entre los géneros. La Perspectiva de Género debe aprender a cohabitar y a apoyarse en el Enfoque de Masculinidades y el Enfoque de Derechos Humanos para construir entonces una sociedad más de pares, más igualitaria en términos medibles.




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